Reflexiones durante la cuarentena

Sentado en el lugar de mi casa, pasa el tiempo entre reuniones virtuales, y después de [doce] semanas de estar prácticamente aislado de la comunidad he estado teniendo conversaciones conmigo respecto a grandes temas, el mundo, sus problemas y el futuro.

He tratado de hacer una vida “normal” donde mi espacio es mi casa. El humor es parte de la convivencia, sé que este es un parteaguas de un nuevo orden en el mundo. Y me cuestiono la diferencia entre “home-office” y “office at home”. Muchas máquinas se detienen y pienso en aquellas personas que viven al día, donde la sobrevivencia es el objetivo, donde las reglas pasan a segundo lugar y la preocupación es cada hora. Lo que es un hecho es que ya no va a ser como antes. Los hábitos de consumo cambian ¿Qué hemos necesitado? ¿Qué vamos a necesitar?

Llevamos años, si no décadas, hablando de conciliación, de teletrabajo, de transformación digital, de la importancia de la creatividad, de responsabilidad social corporativa, de sostenibilidad, de compromiso, de transparencia, de valores, y todo esto empieza a tomar forma y abrir las puertas de una nueva era. Se dice que el ochenta y seis porciento de las personas aseguran haber cambiado sus hábitos de consumo y de vida, en apenas unas semanas. Regresan las pláticas de familia en las comidas, la cena todos juntos, los temas de actualidad escuchando los puntos de vista de los hijos y de mi esposa. Poco a poco somos más conscientes de las consecuencias de nuestros actos, pensamos de forma más colectiva, somos más agradecidos, valoramos más que nunca las relaciones sociales, los vínculos familiares, los lazos de amistad. Prestamos especial atención a los pequeños detalles ya que, en nuestro nuevo día a día sin salir de casa, estos son los que marcan la diferencia. A pesar de que cada uno tiene sus horas de trabajo y que algunos dias son maratónicos frente a una computadora en videoconferencia, y que los servicios de internet son insuficientes si somos más de tres, coordinamos horarios y el “silencio”.

Creo que entre tanto drama se abre paso la oportunidad de reinventarnos, de evolucionar todos juntos hacia el futuro. Pasarán los días, las semanas y hasta los meses y, a pesar de todo, el planeta seguirá girando por lo que, más nos vale despertar nuestro espíritu creativo e ir sacando conclusiones de este virus al que le da igual quién seas o cómo te llames, para que todo esto haya servido para algo. Apunto todas las ideas que pasan por mi cabeza, retomo aquello que me gusta pero que por falta de tiempo no hacía, planeo horarios con cierta tolerancia, tomo descansos, hago ejercicio, conversamos, hablamos con aquella persona que quedó pendiente una llamada, pienso en qué vamos a hacer, me proyecto al futuro, jugamos y creamos ambiente de humos y diversión, no hay momentos de debilidad, momentos para aquellas lecturas olvidadas, aquellos escritos incompletos, y como todos, tambien nos aburrimos. En esta situación la palabra “familia” exhibe toda su complejidad. La preocupación de un contagio es constante. La pérdida de la rutina nos invita a nuevas formas de convivencia.  Es momento de reinventarnos, de sacar nuestro potencial, no importa edad, género o estatus. Aprovechemos esta gran oportunidad que nos brinda la vida de hacer un alto en el camino, repensar nuestra existencia y ver hacia adelante con optimismo y enfocados a apoyar a los demás, momentos para crecer en lo espiritual, en lo intelectual, en lo social y en lo fisico. Momentos para ser mejores seres humanos.